jueves, 24 de junio de 2010

No me robó a mí. Le robó a Néstor y a Cristina

La chica que trabajaba en casa me cayó super bien, al menos la primera semana que nos acompañó. Era piola. Me llamó la atención que nos robara el sueldo entero luego de unos pocos días de trabajo, sobre todo porque su madre me la había recomendado diciendo: "es de absoluta confianza, como yo".
Luego de que la despidiéramos yo me puse a pensar en cómo la habíamos recibido y tratado, y no veía motivos que justificaran su accionar. Repasé lo que habíamos hecho el día que llegó a casa.
Cuando Delfi se levanta toma una mema, mira unos dibujitos y si no sabe bien qué hacer grita "Viva Perón, carajo" y casi siempre me pide que le cante "la de Perón", entonces agarra ella una pandereta, hace como si fuese un redoblante y cantamos "Perón Perón que grande sos / mi General cuanto valés", despúes me pide Piñon Fijo y el día sigue su curso.
Así la recibimos a Mariela la mañana que llegó. A mí me causó gracia y ternura, como siempre. La recibimos así y con la calco de Kirchner - Pasini en la puerta de la heladera, y la de "Futbol para todos", entre otras cosas.
Resulta que Mariela es militante de una agrupación anti K en la Facultad de Ciencias Exactas. Y parece que desde que llegó a casa tomó su trabajo como una venganza hacia el gobierno. Luego me enteré de que lo que robó no se lo quedó ella; parece que con mi sueldo bancaron un bondi que salió para Rosario a un encuentro regional de activistas antiimperialistas.

martes, 22 de junio de 2010

Mi propia medicina

- ¿Sabés qué, mamá? Cuando sea grande voy a manejar yo.
- ¿Si? Que bueno, Delfi. Me encanta.
- Y vos vas a venir sentada acá atrás.
- Bueno, me parece genial. Me vas a llevar a todos lados.
- Sí, pero si te sacás el cinturón vas a ir en penitencia.
- Y sí, es justo.
- Vas a ir en penitencia y vas a tener que pensar lo que hiciste. Si no pensás te pongo de nuevo. Y si seguís sin pensar no vas a poder ir a lo del abuelo Pocho, no vas a poder ir a lo del abuelo Riqui, no vas a poder ir a lo de la abuela Olga, ni a lo de la abuela Perla. Te quedás en pe-ni-ten-cia. ¿Escuchaste? Tampoco vas a tomar Danonino. Cuando sea grande voy a manejar yo, mamá.

No estoy muy segura si hablaba de conducir el auto u otra cosa ...

Sobre salchichas alemanas y latitudes

Junio de 2006
No se si es por mi juventud, o porque en el mundial del 2002 estuvimos muy poco tiempo, pero no tengo ni grandes, ni bellos, ni tristes, ni eufóricos recuerdos mundialistas. No tengo remembranzas ni buenas ni malas acerca del mundial en Japón.

En cambio, del mundial de Alemania me quedan algunos momentos. La cercanía en el tiempo tiene sus influencias, pero sospecho que hay otras cuestiones. Desde aquí aclaro que no pienso evitar aquellos comentarios relacionados con cronistas beodos, comiendo salchichas excéntricas y catando cervezas de colores no convencionales. Para mí eso fue lo mejor del mundial. La alegría de esos muchachos, de ese periodismo sano y responsable, con qué compararla.

Creo con absoluto fervor que todo conductor, relator y/o escritor que se quejara del comportamiento de nuestros enviados, lo hizo de puro envidioso, de bronca de que el jefe de cada quien le encomendara a otro emborracharse, estar despierto hasta las 6 de la mañana y sobre todo, mirar desde un lugar preferencial los partidos de Argentina.

Quiero contarles que durante este mundial aprendí muchas cosas. Una de ellas es el término "latitud" que sirve -si estoy allá- para referirme a este lado del mundo. Debo averiguar bien, pero tengo casi la certeza de que el concepto es tan amplio que sirve para cualquier lado del mundo. Es decir: de donde yo estoy, para adelante, para los costados y para atrás es "la otra latitud".

Pienso que lo bueno de aprender es aplicar. Y si les sirve a ustedes para saber cómo valerse del concepto "latitud" en cualquier oración, habré cumplido con mi misión. Veamos: venía yo contando que no me gusta que se quejen de los cronistas que nos mostraron las simplicidades de la vida en Alemania. Creo que una linda forma de despedirme hasta la próxima entrega es trasladando esa imagen a estas "latitudes". Pensaba yo que si se hiciera un mundial aquí, habría un manojo de cronistas extranjeros con su empanada en mano, transmitiendo en directo vaya a saberse para qué país, comentando: "y hoy probamos de humita, que es choclo. Adelante estudios centrales".

martes, 8 de junio de 2010

Por qué lo hago

Le acerco la silla a la mesada. Pelo una manzana para ella: observa, controla mi trabajo. Se fascina al ver la cáscara pendiendo, enrulada. Mi esmero va en sacarla de una vez, sin que se corte. Termino, se la entrego, juega. Yo corto la manzana en pedacitos. Los prefiere más chicos, dice, y me roba del plato de princesas. Come, me mira, sonríe. Te amo ¿te dije?, le digo. Levanta la cabeza y me muestra todos sus dientitos, como asintiendo. Ella sabe que así lo interpreto yo. Es nuestra manera.
Levanta sus pies para apoyarlos en el asa del bajo mesada blanco, impoluto. Me mira, se acomoda. Me muestra, me lo dice paseando sus ojos hasta los míos y de ahí me los lleva a sus zapatillas furiosas. No me gusta que apoyes los pies ahi, le digo. Traga rápido la manzana y responde: "por eso lo hago".